La era de la superinteligencia ha comenzado: Sam Altman de OpenAI enciende la alarma sobre la IA del fu...

Según Sam Altman, CEO de OpenAI, la humanidad ha cruzado oficialmente el umbral hacia una nueva era irreversible: la de la superinteligencia artificial.

“Hemos superado el horizonte de eventos; el despegue ha comenzado”,

afirma Altman, enfatizando que ahora hemos entrado en una fase en la que la inteligencia artificial no solo evoluciona rápidamente, sino que lo hace de manera autónoma y acelerada.

A pesar de la ausencia de señales visibles, Altman advierte que una transformación profunda ya está en marcha. Detrás de escena de las principales empresas tecnológicas, están surgiendo sistemas capaces de superar la inteligencia humana en áreas cada vez más amplias.

ChatGPT: ¿más poderoso que cualquier ser humano? La opinión de Sam Altman de OpenAI

Altman no duda en declarar que "en cierto sentido, ChatGPT ya es más poderoso que cualquier ser humano que haya vivido".

Con cientos de millones de usuarios que dependen de esta herramienta todos los días para tareas cada vez más complejas, la inteligencia artificial ya está ejerciendo una influencia masiva en la sociedad.

Y esto plantea una pregunta crucial. Es decir, incluso pequeños defectos en estos sistemas pueden causar daños a gran escala, amplificados por su amplia difusión.

Altman predice que para el próximo año veremos la llegada de agentes capaces de realizar trabajos cognitivos verdaderos, revolucionando el desarrollo de software y otros sectores intelectualmente intensivos.

En 2026, según Altman, la inteligencia artificial ya no estará limitada a rehacer información existente, sino que será capaz de generar nuevos descubrimientos. Así, allanando el camino para una forma de creatividad digital sin precedentes.

Para 2027, podríamos ser testigos de la introducción de robots capaces de operar en el mundo físico, un paso que marcaría la entrada definitiva de la IA en nuestras vidas diarias.

Cada pronóstico de Altman parece superar el anterior, trazando una trayectoria que apunta directamente hacia la superinteligencia: sistemas con capacidades intelectuales superiores a las de los humanos en casi todos los campos.

Uno de los aspectos más inquietantes del desarrollo actual de la IA es lo que Altman describe como una “versión larval de la auto-mejora recursiva”

En la práctica, la inteligencia artificial ya está ayudando a los investigadores a construir versiones futuras de sí misma, acelerando exponencialmente el progreso.

“Si podemos hacer una década de investigación en un año, o en un mes, entonces la tasa de progreso será obviamente muy diferente”,

explica Altman.

Este fenómeno se amplifica aún más gracias a los bucles de retroalimentación. El desarrollo tecnológico genera valor económico, que a su vez financia infraestructuras más poderosas, que producen sistemas aún más avanzados.

Una empresa transformada, pero no irreconocible

Mirando hacia el futuro, Altman imagina un futuro donde el ritmo de los descubrimientos será tan rápido que será casi incomprensible:

“Quizás pasaremos de resolver física de alta energía un año a comenzar la colonización del espacio el año siguiente.”

A pesar del alcance revolucionario de estos cambios, Altman cree que muchos aspectos de la vida humana seguirán siendo familiares. Las personas continuarán enamorándose, creando arte y disfrutando de placeres simples.

Sin embargo, debajo de esta superficie, la sociedad experimentará profundas transformaciones. Podrían desaparecer categorías profesionales enteras, quizás más rápido de lo que se pueden crear nuevos empleos o capacitar a los trabajadores.

La esperanza, según Altman, es que la ricchezza generata por estos avances permitirá la exploración de políticas sociales anteriormente impensables. Para ayudar a imaginar este futuro, Altman propone un experimento mental.

Es decir, un agricultor de hace mil años consideraría nuestras profesiones modernas como "trabajos falsos", convencido de que pasamos nuestro tiempo jugando porque ya tenemos todo lo que necesitamos.

Nuestros descendientes, sugiere Altman, podrían mirar nuestras carreras actuales con la misma maravilla.

Entre todos los problemas planteados, hay uno que mantiene despiertos a los expertos en seguridad de la IA: el llamado problema de alineación. ¿Cómo podemos asegurar que los sistemas superinteligentes actúen de acuerdo con los valores y las intenciones humanas?

Altman enfatiza la necesidad de encontrar una manera de garantizar que la IA "aprenda y actúe hacia lo que queremos colectivamente a largo plazo". Una tarea que no es nada sencilla, especialmente en un mundo globalizado con valores a menudo contradictorios.

A diferencia de los algoritmos de las redes sociales, que maximizan el compromiso explotando las debilidades psicológicas humanas, la superinteligencia deberá ser diseñada para servir al bien colectivo.

Pero qué significa exactamente "bene collettivo" es una pregunta aún sin respuesta.

“Cuanto antes el mundo pueda empezar una conversación sobre cuáles son estos amplios límites y cómo definimos la alineación colectiva, mejor será,”

advierte a Altman.

Una mente para el mundo

Altman describe el proyecto OpenAI como la construcción de "un cerebro para el mundo". No es una metáfora: estos son sistemas cognitivos destinados a integrarse en todos los aspectos de la civilización humana, superando las capacidades humanas en todos los sectores.

Según Altman, estamos a punto de entrar en una era en la que la inteligencia será demasiado barata para medir, convirtiéndose en algo tan ubicuo y accesible como la electricidad.

Y para aquellos que consideran estas declaraciones como ciencia ficción, Altman recuerda que hace solo unos años las capacidades actuales de la IA parecían igualmente improbables.

“Si te hubiéramos dicho en 2020 que estaríamos donde estamos hoy, probablemente te habría parecido más loco que nuestras predicciones actuales para 2030”, afirma.

A medida que la industria de la inteligencia artificial continúa su carrera, Altman concluye con una esperanza que suena más como una oración:

“Podemos escalar de manera fluida, exponencial y sin incidentes a través de la superinteligencia”.

Su visión no es una previsión lejana, sino una realidad en curso. La carrera hacia la superinteligencia no es algo que esté a punto de comenzar: ya ha comenzado. Y la humanidad debe prepararse para coexistir con sus consecuencias.

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